miércoles, 13 de marzo de 2013

ABRIR EL BAÚL DE LA FELICIDAD



Hace unos años conocí a una mujer que nunca olvidaré. Ana era pequeñita, morena y muy risueña. En un primer momento, lo que más me llamó la atención fueron sus ojos negros y su amplia sonrisa. Toda ella desprendía ilusión y entusiasmo.
Ana tenía una capacidad ilimitada para disfrutar de las pequeñas cosas. Le encantaba cocinar y bordar. Trabajaba en una biblioteca. Siempre decía que los libros eran como baúles que, al abrirlos, entregaban al lector sus tesoros. Yo admiraba su capacidad para ser feliz y le decía lo contagiosa que era su felicidad. Ella reía, quitándole importancia.
Un día le pregunté si tenía hijos. Me contestó: “He tenido tres. Ahora tengo uno, una chica preciosa”. Le pregunté por los otros dos y me explicó su historia. Su primera hija murió a los dos años de un tumor cerebral. Después tuvo dos hijos más, un niño y una niña. Cuando el chico tenía dieciséis años, enfermó de cáncer de estómago y, al cabo de un año y medio, falleció. Desde la muerte de su hijo habían pasado tres años.
Su historia me afectó mucho. Ella se dejó abrazar y, de nuevo, sonrió. ¿De dónde sacaba las fuerzas, no ya para seguir viviendo sino para disfrutar de la vida tal como hacía?
Y así me contestó:
“Cuando murió mi hija, aprendí que la vida puede finalizar en cualquier momento. Su muerte me enseñó a disfrutar el presente. Cuando murió mi hijo, aprendí a dar las gracias por lo diecisiete años que compartimos con él. Ahora me siento afortunada: en vez de quejarme por lo que ya no tengo, sé disfrutar de lo que tengo y, además, no hay día que no dé las gracias por ello. Dime entonces ¡como no voy a se r feliz!”.
Ana me enseñó que el lado bueno de la vida siempre está ahí, como el baúl de los tesoros que espera que lo abramos. Además de su vitalidad, me regaló dos llaves preciosas: disfrutar plenamente en el presente y sentirme agradecida por lo que tengo. (Marta Schoröder)

TODO DEPENDE DE CÓMO VIVAMOS LAS COSAS QUE NOS PASAN



Un cuento taoísta nos relata la historia de un humilde granjero que vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus paisanos lo consideraban afortunado porque tenía un caballo que utilizaba para labrar y transportar la cosecha. Pero un día el caballo se escapó. La noticia corrió pronto por el pueblo de manera que, al llegar la noche, los vecinos fueron a consolarle por aquella grave pérdida. Todos le decían: “¡Qué mala suerte has tenido¿” .Pero la respuesta del granjero fue un sencillo: “Puede ser”.
Pocos días después, el caballo regresó trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas. Enterados los aldeanos, estos fueron a darle la enhorabuena y a comentarle su buena suerte, a lo que él volvía a contestar: “Puede ser”.
Al día siguiente, el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero esta lo arrojó al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte, pero el padre respondió: “Puede ser”.
Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. El atardecer, los aldeanos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, mas este, contestó: ¡Puede ser”.

La actitud es lo que importa
Cualquier acontecimiento tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Somos nosotros quienes, con nuestra mirada y nuestra actitud, podemos reconducir la situación y salir fortalecidos.
Aprovechar la situación
Cierta vez escuché decir al psiquiatra Viktor Frankl, quien sobrevivió a los campos de concentración nazis, que suerte es lo que nos toca vivir. En sí misma, la suerte no es ni buena ni mala. Simplemente es. Y lo que es encierra siempre una oportunidad que debemos descubrir nosotros. Lo que hoy vivimos, si bien puede empezar pareciendo una desgracia, puede convertirse en una gracia. Que esto suceda solamente depende de lo que nosotros podamos hacer con eso que vivimos. Ayer maldijimos la lluvia que impidió que nos encontráramos con María. Pero hoy bendecimos la lluvia, que ha hecho dilatar el momento que ella se fuera de nuestro lado. La lluvia no es ni buena ni mala. Todo depende de cómo vivamos las cosas que nos pasan. Si las sufrimos o las aprovechamos. Si las maldecimos o las bendecimos.
Estamos acostumbrados a atribuir a las cosas un poder casi mágico. La suerte del vecino siempre es mejor que la propia, y nuestra vida sería distinta si esto o aquello no nos hubiera sucedido. ¿Y nosotros? ¿Qué es lo que hace que lo vivido termine siendo bueno o malo? Aprender a ver el lado positivo de la vida empieza por aprender a recordar sin ira ni reproche lo ya vivido, sin atribuir al pasado la exclusiva responsabilidad de nuestros pesares actuales ni creer que ha hipotecado nuestro futuro.

Para lograrlo, podemos practicar el siguiente ejercicio:
En una hoja de papel, tracemos una línea divisoria de arriba abajo, Sobre el lado izquierdo, escribamos episodios de nuestro pasado que consideremos fundamentales en nuestra vida, sin importar su signo, es decir, buenos o malos. Cuando hayamos terminado, anotemos sobre el lado derecho para qué nos ha servido vivir aquello que hemos vivido, qué hemos aprendido.

Aprender a ver nuestro pasado como un granero que recoge la riqueza de toda nuestra vida es el primer paso para aprender a mirar hacia delante, reconociendo ahora lo bueno a cada paso. La vida propone, Cada uno responde. Nuestra actitud, nuestra respuesta, nos convierte en alquimistas con poder para transformar la desgracia en oportunidad.
(Claudio García Pintos, Logoterapeuta y profesor de Psicología de la Universidad Católica Argentina)

domingo, 10 de marzo de 2013

FLORES DE BACH



LAS TERAPIAS FLORALES
La terapia de las flores de Bach desarrollada hace más de cincuenta años por el médico  e investigador inglés Edward Bach, es uno de los fenómenos más interesantes de la medicina alternativa contemporánea. Está basado en un concepto ausente en la medicina clásica: la relación entre el alma humana y la manifestación de la enfermedad, que tiene en cuenta el elemento psíquico de esta. La medicina dominada por la química y la tecnología puede ser capaz de eliminar los síntomas de la enfermedad, pero no sus causas: aumenta el conflicto entre el alma y el cuerpo y la curación se hace imposible.
El método curativo del Sr. Bach se basa en el hecho de que la enfermedad no solo es el resultado de trastornos corporales sino que tiene su origen en sentimientos y actitudes negativas que bloquean nuestra energía vital.
El punto fuerte de la terapia de las flores radica en la normalización de los trastornos psíquicos y en la resolución de los conflictos internos, así como en la mejoría del dolor físico con causas psíquicas reconciliables o síntomas concomitantes.
La flores de Bach no solo son adecuadas para el tratamiento armonizador psicofísico en enfermedades de todo tipo – en ocasiones de modo adicional al tratamiento médico- sino también para cuidar la salud y llevar una vida sana, puesto que estabilizan y eliminan lo puntos flojos de tipo

PRESENTACIÓN:
Las flores del Dr. Bach son un sistema de cuidados naturales que basan su efecto en la acción de 38 esencias florales. Sus propiedades para actuar en estados alterados de ánimo, origen de muchos padecimientos mentales y físicos, fueron descubiertas por Edward Bach, medico inglés, cirujano, bacteriológico y homeópata, entre los años 1928 y 1936. Este remedio proporciona bienestar al individuo, mejorando su calidad de vida, a  través de una acción simple, natural y sin reacciones adversas.
Las esencias florales actúan  en todos los seres vivos: humanos, animales y plantas. El uso de las flores de Bach en seres humanos, colabora a que el sujeto desarrolle recursos personales y habilidades interpersonales que le permitan evolucionar. Es una disciplina autónoma de cualquier otra, ya que no procede de la medicina, la psicología, la enfermería, la homeopatía u otras. Posee una filosofía propia y un sistema prescriptivo personalizado e independiente de las mencionadas.
Esta práctica hace hincapié en la estrecha relación e influencia que existe entre las emociones, los sentimientos, las creencias y el proceso de enfermar. Pero no se tratan enfermedades, las esencias florales actúan sobre el ánimo de la persona, no sobre la enfermedad, operan en la causa no en el síntoma.

“La salud existe cuando hay armonía perfecta entre el alma, la mente y el cuerpo”
Dr. Edward Bach